La Televisión

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La televisión es el medio de comunicación de masas por excelencia. Su fuerza deriva de poner a disposición del público una forma de evasión y entretenimiento que tiene buena parte de espectáculo. Su función primordial es, por tanto, la de entretener, y así se manifiesta en muchos de sus programas.

El desarrollo de la televisión

Entre los grandes medios de comunicación de masas, la televisión es uno de los más recientes. Aunque ya en 1928 se consiguió transmitir imágenes desde Londres a Nueva York, hasta después de la Segunda Guerra Mundial no comenzó verdaderamente el desarrollo de este medio. En España, por ejemplo, Televisión Española se creó en 1952, y no empezó a emitir regularmente hasta 1956. Es más, aquellas primeras emisiones tenían un carácter local: solo cubrían un radio de unos 60 km alrededor de Madrid.

La televisión se desarrolló rápidamente. A su enorme capacidad de atraer a la población se unió su capacidad informativa y propagandística. Ante todo el mundo se abría la posibilidad de ver espectáculos, cine y series de entretenimiento, de asistir en directo a cualquier prueba deportiva o de presenciar acontecimientos históricos como el asesinato del presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy (1963) o la llegada de los seres humanos a la Luna (1969).

En la década de 1970, la difusión de la televisión en color afianzó aún más el medio y la televisión penetró en todos los hogares, provocando cambios en los hábitos de las personas. Cuando en 1990 comenzaron a emitir las primeras cadenas privadas -Tele 5, Antena 3 y Canal+-, la televisión se había convertido ya en el pasatiempo preferido por la mayor parte de la población.

Características de la televisión

La televisión es un medio audiovisual (combina sonido e imagen) en el que el destinatario recibe el mensaje en el instante en que se emite. Como ocurre en la radio, ese mensaje puede crearse en el momento en que se emite (emisión en directo) o puede haberse creado previamente (emisión en diferido). Aunque el medio permite la participación de los espectadores, lo cierto es que hay pocos programas que ofrezcan esa posibilidad, a diferencia de lo que ocurre con la radio. Esto hace que la televisión tenga un grado bajo de interactividad: los espectadores solo influyen a través de las cuotas de pantalla que consigue cada programa. La televisión tiene los mismos fines que la radio: informar, orientar, formar y entretener. Los distintos géneros se adaptan a una u otra función:

  • Los telediarios y ciertos reportajes de actualidad tienen por función informar.
  • Los documentales y los espacios educativos tienen por función orientar.
  • Los programas de debate y muchas entrevistas tienen por objeto formar.
  • Los programas de ficción (cine, telecomedias, seriales televisivos…), los concursos, los magacines, los musicales, los espacios de humor… tienen como función entretener. Esta es la función dominante en la televisión y a la que se dedican la mayor parte de los espacios y de los recursos del medio.

El teletexto

El teletexto es la única forma de comunicación escrita dentro del medio televisivo. Se trata de un servicio informativo realizado por medio de canales de televisión en el que la información aparece impresa en la pantalla en forma de texto.

El lenguaje televisivo

En la televisión predomina la imagen sobre el texto, lo oral sobre lo escrito. Sus mensajes utilizan la lógica de la emoción más que la de la razón, intentando siempre captar y mantener la atención del espectador. La convergencia de sonido e imagen hace que los espectadores deban estar muy pendientes del componente visual de la pantalla, desarrollando una mayor pasividad y abstracción del resto de las cosas.

La popularidad de la televisión ha provocado que el lenguaje empleado en este medio se convierta en un modelo para muchas personas.

La televisión es un sistema de comunicación mixto, en el que se combinan lo verbal, lo acústico y lo visual. El lenguaje televisivo toma rasgos de otros lenguajes, especialmente del cinematográfico, el periodístico y el radiofónico, adaptándolos a su propio sistema de comunicación:

  • Buena parte de los recursos y técnicas del lenguaje televisivo proceden del lenguaje cinematográfico: el encuadre, la sucesión de los planos, las secuencias, las mezclas…
  • Los géneros informativos -boletines informativos, reportajes, entrevistas- se construyen tomando el lenguaje periodístico como modelo.
  • El lenguaje televisivo comparte muchos elementos con el lenguaje radiofónico, desde la propia estructura de la programación hasta el concepto de audiencia tipo o el estilo coloquial, directo y conversacional.

El estilo televisivo

La televisión adolece en muchas ocasiones de una gran falta de objetividad, algo grave considerando que es un medio de comunicación muy popular. Normalmente se tiende a confundir los hechos y las opiniones, porque los periodistas de televisión están más inclinados a interpretar la información. A esto hay que añadir que generalmente prevalece la imagen sobre la palabra como medio de expresión.

La información tampoco suele ser profunda, debido a la rapidez con que se transmite.

Los presentadores de televisión adoptan un estilo determinado según el público al que se dirigen, el propósito que los guía, el tipo de programa a través del cual se transmite su mensaje y el tema que van a tratar.

Como características comunes a los modos informativo e interpretativo típicos de la televisión pueden citarse la objetividad, la claridad y la corrección.

La audiencia de la televisión

La audiencia de la televisión está compuesta por una agrupación de individuos aislados, físicamente separados y anónimos, cuyo comportamiento masivo es, sin embargo, homogéneo, pues todos ven y escuchan las mismas cosas al mismo tiempo. Se trata de una audiencia en cierto modo pasiva, si la comparamos con el público que asiste al cine o al teatro, que tiene que trasladarse a un local y pagar cierta cantidad de dinero por asistir a un espectáculo. Para cualquier medio de comunicación de masas es necesario conocer a su destinatario. Como los productores y presentadores de televisión no conocen a su público directamente, tienen que desarrollar métodos diferentes de investigación para conocer los gustos de sus audiencias, así como el número de espectadores que tienen en cada programa.

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